El naturismo en la educación no son 30 pasos atrás, es el primer paso adelante.

La verdad es simple: introducir principios naturistas en la educación -sin desnudez- no es radical, es responsable. Se trata de dar a los jóvenes las herramientas para que acepten quiénes son, respeten a los demás y vuelvan a conectar con la naturaleza en una sociedad que constantemente los avergüenza, los cosifica y los aísla.

Debemos dejar de fingir que el silencio es seguridad. No lo es.
Cuanto más evitemos la conversación, más daño se hará, especialmente a la próxima generación.

El naturismo en la educación es un paso adelante audaz, honesto y necesario.
No sólo para los naturistas. Es para todos.

Educación naturista: Dotar a la próxima generación de conocimientos reales

La educación naturista -introducida con contenidos adecuados a la edad y sin necesidad de desnudos- no es una amenaza para la sociedad. Es una oportunidad para criar jóvenes más fuertes, más sanos y más fundamentados.

Es la respuesta para armar a nuestra juventud con conocimientos significativos:

  • Sobre quiénes son: Comprender que su cuerpo no es algo de lo que deban avergonzarse, ocultar o juzgar, sino simplemente su yo natural.

  • Sobre su cuerpo: Aprender cómo funciona, crece, envejece y varía el cuerpo humano, para que dejen de compararse con imágenes filtradas, falsas o sexualizadas.

  • Sobre la neutralidad y la aceptación del cuerpo: Ver los cuerpos como normales, no como objetos de deseo o ridículo. Esto reduce el acoso, los trastornos alimentarios y las crisis de identidad.

  • Sobre el respeto a uno mismo: Enseñar a los niños a respetar sus propios límites, su bienestar y sus necesidades emocionales.

  • Sobre el respeto a los demás: Comprender el consentimiento, la empatía y cómo interactuar sin juzgar, independientemente de que alguien tenga un aspecto diferente, viva de forma distinta o crea de forma distinta.

  • Sobre la diversidad: Reconocer que todos los cuerpos son válidos: altos, bajos, gordos, delgados, con cicatrices, lisos, jóvenes, viejos, con discapacidades.

  • Sobre romper los mitos de género: Aprender que las partes del cuerpo no definen el valor y que el respeto no tiene género.

  • Acerca de la inteligencia emocional: Comprender los sentimientos de vergüenza, confusión o malestar, y cómo abordarlos de forma sana y abierta.

  • Sobre los límites: Saber qué es apropiado, cómo expresar el malestar y cómo protegerse con claridad y confianza.

  • Sobre el consentimiento y la autonomía: Desarrollar el poder de decir sí o no, de comprender el espacio personal y de defender sus propias decisiones.

  • Comprender las presiones sociales: Ver a través de la publicidad, la presión de grupo y la manipulación de los ideales corporales por parte de las industrias de la moda, la dieta y el porno.

  • Sobre desaprender la objetivación: Darse cuenta de que un cuerpo no es una mercancía, ni un producto, ni una herramienta de estatus.

  • Sobre la liberación de la vergüenza: Enseñar que no hay nada pecaminoso o malo en la forma humana, eliminando siglos de culpa y confusión heredadas.

  • Sobre salud mental: Conectar la autoestima con las cualidades internas, no con la apariencia o el estatus. Fomentar la resiliencia y el equilibrio emocional.

  • Sobre la tolerancia y la apertura de miras: Aprender a respetar otras culturas, estilos de vida y formas de ser, lleven o no ropa.

  • Sobre la conexión medioambiental: Descubrir la alegría de la sencillez, la paz de la naturaleza y la sensación de formar parte de la Tierra, no de estar separado de ella.

  • Sobre desconexión tecnológica y experiencia real: Fomentar la conexión con el mundo real por encima de filtros, pantallas y falsas identidades.

  • Sobre la igualdad de género: La eliminación de la doble moral y la denuncia de la hipocresía en las normas de vestimenta, la cosificación y las políticas de modestia.

  • Sobre sexualidad sana: Sustituir la confusión, la vergüenza y el secretismo por una comprensión honesta, respetuosa y adecuada a la edad, libre de influencias comerciales.

  • Sobre la expresión personal: Aprender que cómo te vistes -o no- no es lo que eres. La identidad es más profunda.

  • Sobre el valor y la autenticidad: Dar a los jóvenes la fuerza para ser ellos mismos, incluso cuando eso signifique ir contra corriente.

  • Sobre el respeto intergeneracional: Enseñar que todos los cuerpos, a todas las edades, tienen valor y deben ser tratados con dignidad.

  • Sobre ser humano: Recordarles que el cuerpo no es un disfraz. No es una representación. Es su hogar.

La educación naturista no es radical. Es responsable.

No se trata de la desnudez en las escuelas.
Se trata de enseñar los valores que más importan, antes de que el mundo les enseñe la vergüenza, el miedo y el odio a sí mismos.

Si de verdad nos preocupamos por nuestros jóvenes, debemos ofrecerles una educación que les prepare no sólo para los exámenes, sino para la vida.

Autor: Vincent Marty