Elder's Words - Cómo me hice naturista
Mi andadura en el naturismo comenzó cuando tenía 12 años y vivía en el suroeste de Francia. Durante las vacaciones de verano, mis primos, amigos y yo solíamos pasar el día explorando los bosques y campos que rodeaban la granja de mi tío. Un día especialmente caluroso, nos encontramos jugando en un pequeño arroyo, refrescándonos y disfrutando del sol del verano.
Mientras nos secábamos en una pequeña playa de grava, mi primo sugirió que colgáramos la ropa para que se secara más rápido. Al principio, todos bromeamos al respecto, pero pronto, uno a uno, decidimos desnudarnos y dejar que nuestra ropa se secara al sol. Lo que empezó como una forma inocente de refrescarse se convirtió rápidamente en una experiencia liberadora. En poco tiempo, pasábamos más tiempo desnudos al aire libre, corriendo por los campos y los bosques, sintiéndonos completamente libres.
No se trataba sólo de estar sin ropa, sino de sentir una conexión con la naturaleza que no habíamos experimentado antes. Empezamos a pasar los días explorando el bosque, completamente cómodos el uno con el otro y con nuestro entorno, y hablando abiertamente de la vida. Con el tiempo, me di cuenta de que el naturismo era mucho más que algo físico: se trataba de la libertad de ser uno mismo y abrazar el mundo natural sin ser juzgado.
Con el paso de los años, este amor por el naturismo se convirtió en una parte fundamental de mi vida. Incluso cuando me mudé a otros países, seguí buscando oportunidades para conectar con la naturaleza en su forma más pura. Desde playas solitarias hasta comunidades naturistas, la sensación de libertad y aceptación que encontré en el naturismo me ha acompañado toda la vida.
Ahora, como anciana del movimiento NaturismRE, sigo compartiendo esta filosofía con los demás, animándoles a abrazar el estilo de vida, a encontrar la paz con sus cuerpos y a redescubrir la alegría de estar en armonía con la naturaleza.
El Anciano abraza la inmensidad de la naturaleza. La postura abierta simboliza la libertad y la conexión, como si tendiera la mano al mundo, celebrando el poder liberador del naturismo. En la distancia, la naturaleza lo rodea todo, un espacio infinito donde uno puede sentirse realmente vivo y en armonía con la tierra.
Junto al arroyo que fluye suavemente, el anciano se sienta tranquilamente en una toalla, con el sonido del agua y el susurro de las hojas formando la sinfonía de la naturaleza. Su mochila descansa cerca, como compañera de viaje, mientras se toma un momento para reflexionar en tranquila soledad. Esta serena escena capta la sencillez y la belleza del naturismo: estar presente, conectado y plenamente inmerso en el mundo natural.